LA VENTANA GRANDE
Un 20 de Julio sin igual.
Esta mañana al levantarme, lo primero que hice fue prender la ventana grande de mi casa, la sorpresa fue cuando las primeras imágenes que me llegaron, fue un rio de hormigas blancas por la calle, todas caminaban al unísono, eran tantas que me recordaron el tapete extendido hace poco en Bogotá. Lo que más me sorprendió fue escuchar el ruido que producían con ahínco sus gargantas, -la verdad hasta el momento no sabía que las hormigas pudieran cantar y mucho menos exigir sus derechos- su cantar era tan fuerte, que las estrellas de los cielos oyeron su clamor y para hacer parte del festejo bajaron a la tierra en forma de canarios y convocaron a la humanidad a un gran concierto; el punto de encuentro fue cerca de la vecindad del Chavo, pero para pesar de él, no fue invitado, ya que hace parte de otro cuento. Pero si se invito a ricitos de oro, que fue a cantar al frente del rey de copas, espadas y bastos. El espectáculo fue tan entretenedor que unos verdugos descuidaron a sus presas, quienes al percatarse de la oportunidad que les daba la vida aprovecharon y abrieron sus ojos a la libertad. Entre estos nuevos videntes estaba una triste Colombo-Francesa, que lloraba por que algunos de sus amigos no asistirían al concierto, aun así venían con ella 14 guerreros que aunque estuvieron ciegos y en penumbras nunca soltaron su bastón de apoyo. Se reunieron en un campo abierto donde unas grandes y hermosas alas los llevaron al gran fiestón.
Lo que vi este día en la ventana no se me olvidara, la naturaleza de la naturaleza olvidada que en un común acuerdo puede surgir y trascender…. ¡Ha! Pero les cuento que el próximo fiestón será el 22 de Noviembre y a este asistiré con mi armadura de hormiga y creo que serás voz el que me vea a través de la ventana grande de tu casa.
